Una nueva medida de fuerza obligó a cancelar la fecha de este jueves, tras incumplirse con uno de los puntos que se habían acordado el fin de semana, y siguen sin conocerse los ratificados de las tres jornadas siguientes.
A estas alturas, la noticia sería que haya carreras en el hipódromo de La Plata. Ya nadie se sorprende por una nueva cancelación, como sucedió este jueves, dado que las autoridades del Bosque y, por ende, también las del Estado provincial, no dieron una respuesta satisfactoria a los pagos, como se había acordado la semana pasada luego de una reunión en la que el subadministrador, Javier Denis, se comprometió a hacerlo, entre tantos puntos. Lo último disponible es del 7 de diciembre.
Pero en La Plata, donde entra agua por todos lados, y más allá de tratarse de otro día lluvioso, ahora tampoco le pagan al proveedor del sistema, lo que derivó en que los pagos no pudieran efectuarse y eso generara una reacción de los jockeys. Para peor, los programas de las tres reuniones próximas todavía no pudieron confeccionarse porque ese mismo inconveniente derivó en que los ratificados no estuvieran disponibles el lunes y tampoco el resto de la semana. Al mantener una deuda con ese sector también, no están disponibles las ratificaciones, los programas ni hay acceso para los pagos.
En el hipódromo de La Plata, una caja política y partidaria de la gobernación que es administrada por gente ajena a la industria con prioridades distantes de las necesidades que tiene el turf, otra vez no asumieron sus falencias y apuntaron, una vez más, contra los jockeys. "No se corre exclusivamente por la negativa manifestada para conducir a los competidores que se habían comprometido a montar. Por eso es que debemos suspender la fecha", sostuvieron, sin ponerse colorados, desde la administración. La culpa es siempre del otro, como medio de vida.
Pasadas las 15, la transmisión oficial insistía en que la tesorería funcionaría hasta las 19 pero les solicitaba a las agencias cancelar todas las apuestas realizadas. Ya eso certificaba que no había marcha atrás con el rumbo de la jornada, del mismo modo que conlleva a sospechar cualquier cosa respecto de las venideras reuniones. Nadie da fe que el domingo se vaya a correr el programa que todavía no está disponible, pasados tres días de la recepción de los forfaits. No es tema de los jockeys: el malestar atraviesa a toda la cadena. Los trabajadores están hartos de la desidia en el Bosque, mientras los gremios hacen un muy sonoro silencio.
Eso sí, como todavía no han perdido el control de sus redes sociales por falta de pago, allí todo sigue como en Disney, con los posteos rutinarios y promocionales, intercalados en los últimos días con otra necesidad básica: se filmó que lograron solucionar "el inconveniente con el servicio de agua potable en la Villa Hípica", con emocionantes imágenes de alguien abriendo unas canillas en un stud.
Aunque claro, todo no se puede. Ahora hay agua, pero no hay sistema ni programas ni los pagos prometidos. Y todos los caballos que habían sido llevados se volvieron a sus boxes, bajo la lluvia.
A estas alturas, la noticia sería que haya carreras en el hipódromo de La Plata. Ya nadie se sorprende por una nueva cancelación, como sucedió este jueves, dado que las autoridades del Bosque y, por ende, también las del Estado provincial, no dieron una respuesta satisfactoria a los pagos, como se había acordado la semana pasada luego de una reunión en la que el subadministrador, Javier Denis, se comprometió a hacerlo, entre tantos puntos. Lo último disponible es del 7 de diciembre.
Pero en La Plata, donde entra agua por todos lados, y más allá de tratarse de otro día lluvioso, ahora tampoco le pagan al proveedor del sistema, lo que derivó en que los pagos no pudieran efectuarse y eso generara una reacción de los jockeys. Para peor, los programas de las tres reuniones próximas todavía no pudieron confeccionarse porque ese mismo inconveniente derivó en que los ratificados no estuvieran disponibles el lunes y tampoco el resto de la semana. Al mantener una deuda con ese sector también, no están disponibles las ratificaciones, los programas ni hay acceso para los pagos.
En el hipódromo de La Plata, una caja política y partidaria de la gobernación que es administrada por gente ajena a la industria con prioridades distantes de las necesidades que tiene el turf, otra vez no asumieron sus falencias y apuntaron, una vez más, contra los jockeys. "No se corre exclusivamente por la negativa manifestada para conducir a los competidores que se habían comprometido a montar. Por eso es que debemos suspender la fecha", sostuvieron, sin ponerse colorados, desde la administración. La culpa es siempre del otro, como medio de vida.
Pasadas las 15, la transmisión oficial insistía en que la tesorería funcionaría hasta las 19 pero les solicitaba a las agencias cancelar todas las apuestas realizadas. Ya eso certificaba que no había marcha atrás con el rumbo de la jornada, del mismo modo que conlleva a sospechar cualquier cosa respecto de las venideras reuniones. Nadie da fe que el domingo se vaya a correr el programa que todavía no está disponible, pasados tres días de la recepción de los forfaits. No es tema de los jockeys: el malestar atraviesa a toda la cadena. Los trabajadores están hartos de la desidia en el Bosque, mientras los gremios hacen un muy sonoro silencio.
Eso sí, como todavía no han perdido el control de sus redes sociales por falta de pago, allí todo sigue como en Disney, con los posteos rutinarios y promocionales, intercalados en los últimos días con otra necesidad básica: se filmó que lograron solucionar "el inconveniente con el servicio de agua potable en la Villa Hípica", con emocionantes imágenes de alguien abriendo unas canillas en un stud.
Aunque claro, todo no se puede. Ahora hay agua, pero no hay sistema ni programas ni los pagos prometidos. Y todos los caballos que habían sido llevados se volvieron a sus boxes, bajo la lluvia.
Pero en La Plata, donde entra agua por todos lados, y más allá de tratarse de otro día lluvioso, ahora tampoco le pagan al proveedor del sistema, lo que derivó en que los pagos no pudieran efectuarse y eso generara una reacción de los jockeys. Para peor, los programas de las tres reuniones próximas todavía no pudieron confeccionarse porque ese mismo inconveniente derivó en que los ratificados no estuvieran disponibles el lunes y tampoco el resto de la semana. Al mantener una deuda con ese sector también, no están disponibles las ratificaciones, los programas ni hay acceso para los pagos.
En el hipódromo de La Plata, una caja política y partidaria de la gobernación que es administrada por gente ajena a la industria con prioridades distantes de las necesidades que tiene el turf, otra vez no asumieron sus falencias y apuntaron, una vez más, contra los jockeys. "No se corre exclusivamente por la negativa manifestada para conducir a los competidores que se habían comprometido a montar. Por eso es que debemos suspender la fecha", sostuvieron, sin ponerse colorados, desde la administración. La culpa es siempre del otro, como medio de vida.
Pasadas las 15, la transmisión oficial insistía en que la tesorería funcionaría hasta las 19 pero les solicitaba a las agencias cancelar todas las apuestas realizadas. Ya eso certificaba que no había marcha atrás con el rumbo de la jornada, del mismo modo que conlleva a sospechar cualquier cosa respecto de las venideras reuniones. Nadie da fe que el domingo se vaya a correr el programa que todavía no está disponible, pasados tres días de la recepción de los forfaits. No es tema de los jockeys: el malestar atraviesa a toda la cadena. Los trabajadores están hartos de la desidia en el Bosque, mientras los gremios hacen un muy sonoro silencio.
Eso sí, como todavía no han perdido el control de sus redes sociales por falta de pago, allí todo sigue como en Disney, con los posteos rutinarios y promocionales, intercalados en los últimos días con otra necesidad básica: se filmó que lograron solucionar "el inconveniente con el servicio de agua potable en la Villa Hípica", con emocionantes imágenes de alguien abriendo unas canillas en un stud.
Aunque claro, todo no se puede. Ahora hay agua, pero no hay sistema ni programas ni los pagos prometidos. Y todos los caballos que habían sido llevados se volvieron a sus boxes, bajo la lluvia.
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