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jueves, 22 de abril de 2021

SUECIA

 GUSTAVO SOLIS, un Argentino en el turf nórdico
Gustavo Solís comenzó a sentir el gusto por las carreras de caballos cuando tenía 12 años y vivía en la ciudad correntina de Goya. Estaba lejos de imaginarse como jockey, y menos aún de soñar con una vida como la actual, en Suecia, y otra vez en las pistas compitiendo. El regreso luego de 16 meses fue triunfal, el 14 de este mes, de punta a punta con la yegua Honey´s Delight (Helsinki) en una prueba de 1200 metros en Bro Park, un hipódromo a unos 40 kilómetros de Estomolco, la capital sueca.
"No estaba corriendo porque con mi novia (Maria Sandh) teníamos muchos caballos entrenando y nos ocupábamos sólo de eso. Yo trabajaba por la mañana y por la tarde, y no me daba el cuerpo como para seguir montando en las carreras, pero me pidieron varios patrones que vuelva", explica en una charla telefónica el jockey argentino, radicado en tierras nórdicas desde 2004, y más allá de algunas vueltas a casa en ciertos veranos sudamericanos que aprovechó para escaparle al frío intenso y sumó oportunidades en el país para no perder el training.
En 2019 se había bajado del caballo. Ese año fue el último que había montado, y lo hizo muy poco en Suecia. En los primeros meses estuvo en la Argentina, donde consiguió dos victorias en San Isidro y tres en Rosario, allí donde en su adolescencia viajó para ser peón y terminó encontrando una profesión. Todo pasó muy rápido entonces, desde que el entrenador Daniel Cima le abrió las puertas y lo respaldó. A los 23 años ya era jockey, tras comenzar a montar ejemplares del interior y necesitar algo menos de dos temporadas con la habilitación nacional para graduarse. Después, lo que se abrieron fueron las fronteras.
"Hay muchos caballos que tienen problemas en las gateras en todos los hipódromos de acá y me buscan a mí para tratar de solucionarlos, porque ando bien en eso", sostiene, lejos de perder la humildad que siempre lo ha caracterizado. El 19 de julio próximo, Gustavo soplará 33 velitas, en plena época de grandes clásicos en suelo europeo. Hoy está camino a los 350 festejos oficiales como jinete, que se suman al puñado de extraoficiales que logró en varias pistas del interior argentino.
"Este es un turf muy chico, pero tenemos muy lindos hipódromos, con comodidades y está muy bien organizado. En las carreras grandes hay buena plata, y hay opciones para todas las categorías. Los premios sirven y hay patrones valiosos", subraya sobre la hípica nórdica, y se siente que le ha tomado el gusto al entrenamiento más que a la competencia. "Corro poco, los que quiero. Acá no me pasa eso de tener que correr sólo a mis caballos, porque todavía tengo la patente de jockey y María es la que los presenta", explica. Fue su único intento en lo que va de 2021. La vuelta a la competencia no pudo ser mejor en la misma pista de arena que había festejado por última vez, el 19 de noviembre de 2019, en las riendas del británico Teerex (Casamento).
"Globemaster el año pasado anduvo muy bien, ya ganó cinco carreras. Es un caballo bueno, que acaba de cumplir los 4 años. Tenemos siete potrillos, una yegua buena, otro para la velocidad. Son 13 caballos los que hay en el stud", contextualiza sobre lo que tiene delante de sus ojos cada mañana al entrar al establo donde viven sus máximas ilusiones para los grandes clásicos que se vendrán desde el mes próximo.
El hijo de Zaahid venció en cotejos de los 1200 a los 2100 metros. En la mira está el Pramms Memorial (L-1730m), un clásico en el que llegó sexto en 2020. "Maduró y tenemos más posibilidades", pronostica. La yegua es Atlanta (Reliable Man), otra cría local, que este miércoles se impuso en la milla montada por otro argentino, Martín Rodríguez, que este mes volvió a empujar la fusta tras el descanso de la época invernal y es la monta del stud. "Somos un equipo. Maria está estudiando, además; hay una veterinaria argentina, estamos muy bien", sentencia Gustavo.
"Las carreras nunca pararon, aunque se corren sin público. Están habilitadas en Suecia y en Dinamarca porque lo toman como una industria, un trabajo. En cambio, en Noruega no las habilitan porque lo toman sólo como deporte", pone el clima, mientras la primavera boreal va levantando temperatura y el Covid-19 parece quedar circunstancialmente en segundo plano, más allá de los casos diarios.
"Acá se hace vida normal, nunca se cerró nada, se toman las precauciones, pero el movimiento es casi normal, los negocios están abiertos. Los patrones pueden ir a las carreras, también a ver los caballos al stud", puntualiza Solís, que se ilusiona con lo que el calendario le pone por delante. "Se vienen las Breeders´, las 2000 Guineas, la Stockholm Cup...", repasa, casi pensando en voz alta, a casi 12.000 kilómetros donde nacieron sus ganas de animarse a más y progresar en la vida.

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