Jorge Ricardo lo logró para satisfacción de todos los hípicos del mundo. Por nosotros lo hizo. Su logro escapa de los sueños de un hombre. Llega a latitudes titánicas. Son 13.000triunfos que cuando le conocimos personalmente, por allá en 2011, ni siquiera podíamos imaginarlo. Lo vimos luego sufrir obstáculos, que parecieron insalvables entonces. Pero los superó y volvió. Regresó para convertirse en el más ganador de la historia hípica mundial. ¡Carajo! ¡Qué fácil se dice! Pero es toda una vida montando con tesón y ganar de vencer. Ganas de llevar alegrías a la gente, ¡de repartir suerte! Para el año 2018 era cuestión de tiempo que se convertiría en el Líder mundial y se iba a las tardes de carreras a ligar a Ricardinho. En los bosques de San Isidro y en Palermo era “bancado” como un argentino más. Y un día de febrero de ese año lo logró. Pero nada terminó allí. El corazón atlético de Jorge Ricardo se infló de orgullo, pero siguió trabajando, cumpliendo con su “misión de vida”.
En algún momento se impuso la meta de los 13.000 triunfos en su fuero interno. Pero es un ídolo y pronto esa meta era el objetivo que todos los hípicos que le admiran y aprecian querían. Sin embargo, a mitad del año pasado, una fuerte rodada en San Isidro se presentó para oscurecer el camino hacia dicha meta. Estuvo en recuperación por, al menos, 4 meses: Pero volvió a regresar. Entrenó. Buscó condición. Y retomó la búsqueda y comenzó a acercarse, poco a poco, haciendo posible lo que parecía imposible. Y apareció la pandemia que lo detuvo todo. Esperó. Y llegó otra vez el momento. Volvió a Brasil, para cumplir la meta. Es emocionante poder atestiguar que lo logró. Un poquito de esos trece mil triunfos fue realidad gracias a nuestro gran deseo por que lo hiciese, el deseo de tantos hípicos que le admiran y le reconocen. Esa energía buena, sana, positiva siempre le alimentó y le seguirá alimentando, porque todavía está en condiciones de seguir ganando. Hay Ricardinho mientras él tenga ese motor amoroso por su profesión, que bien podría llamarse su filosofía de vida. Jorge Ricardo nos pintó un día que imaginamos hace un rato y nos lo hizo vivir de verdad. ¡Gracias Ricardo! ¡Grande Ricardinho!
Como si fueran cosas de iglesia, el ejemplar que le llevó a cumplir con la hazaña se llama Gloriosa Negra (15, La Furia Eterna en Glory Eternity, por Minstrel Glory). Y así se mostró la zaina en la carrera, haciéndole el trabajo sencillo a Ricardinho en la recta final, pues se enfiló hacia la meta como si estuviese consciente que en la meta le esperaba la Gloria, porque ya nadie podrá olvidarse de ella. Acompañará por siempre la imagen del sueño cumplido de muchos: el triunfo 13.000 deJorge Ricardo.
Jorge Ricardo lo logró para satisfacción de todos los hípicos del mundo. Por nosotros lo hizo. Su logro escapa de los sueños de un hombre. Llega a latitudes titánicas. Son 13.000 triunfos que cuando le conocimos personalmente, por allá en 2011, ni siquiera podíamos imaginarlo. Lo vimos luego sufrir obstáculos, que parecieron insalvables entonces. Pero los superó y volvió. Regresó para convertirse en el más ganador de la historia hípica mundial. ¡Carajo! ¡Qué fácil se dice! Pero es toda una vida montando con tesón y ganar de vencer. Ganas de llevar alegrías a la gente, ¡de repartir suerte! Para el año 2018 era cuestión de tiempo que se convertiría en el Líder mundial y se iba a las tardes de carreras a ligar a Ricardinho. En los bosques de San Isidro y en Palermo era “bancado” como un argentino más. Y un día de febrero de ese año lo logró. Pero nada terminó allí. El corazón atlético de Jorge Ricardo se infló de orgullo, pero siguió trabajando, cumpliendo con su “misión de vida”.
En algún momento se impuso la meta de los 13.000 triunfos en su fuero interno. Pero es un ídolo y pronto esa meta era el objetivo que todos los hípicos que le admiran y aprecian querían. Sin embargo, a mitad del año pasado, una fuerte rodada en San Isidro se presentó para oscurecer el camino hacia dicha meta. Estuvo en recuperación por, al menos, 4 meses: Pero volvió a regresar. Entrenó. Buscó condición. Y retomó la búsqueda y comenzó a acercarse, poco a poco, haciendo posible lo que parecía imposible. Y apareció la pandemia que lo detuvo todo. Esperó. Y llegó otra vez el momento. Volvió a Brasil, para cumplir la meta. Es emocionante poder atestiguar que lo logró. Un poquito de esos trece mil triunfos fue realidad gracias a nuestro gran deseo por que lo hiciese, el deseo de tantos hípicos que le admiran y le reconocen. Esa energía buena, sana, positiva siempre le alimentó y le seguirá alimentando, porque todavía está en condiciones de seguir ganando. Hay Ricardinho mientras él tenga ese motor amoroso por su profesión, que bien podría llamarse su filosofía de vida. Jorge Ricardo nos pintó un día que imaginamos hace un rato y nos lo hizo vivir de verdad. ¡Gracias Ricardo! ¡Grande Ricardinho!
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