AGUA MAXIMA y un invicto en cuatro presentacionesLa generación más joven que compite en las pistas argentinas tiene una figura descollante entre las potrancas en La Plata. Se trata de Agua Máxima (Interdetto), que convierte las carreras en entrenamientos y apila conquistas como si fuera de una raza superior a las de sus rivales, que van mutando pero no logran mojarle la oreja. Este martes, en el Clásico Andrés S. Torres (G3-1400m), le tiró siete cuerpos a Mery Laurent (Angiolo) y, además de anotarse su tercer éxito jerárquico seguido, obtuvo una recompensa adicional de 45.000 pesos por estar anotada en la serie Rocha de Plata.
Tras obtener el Amílcar Mercader (L-1000m) y el Fortunato Damiani (G3-1300m), con dos meses de diferencia, Agua Máxima extendió su serie en la nueva instancia del proceso selectivo platense ganando como se lo propuso su jinete, William Pereyra, que cumplió los 27 años. Esa diferencia con su escolta la hizo en los últimos 300 metros, cuando la única oposición que tenía entre sus seis rivales ya daba señales de no tener la misma consistencia que para ir adelante en el comienzo. Detrás, ninguna tenía furia como para atacar y comprometerlas.
La defensora del stud La Frontera, criada por su todavía propietario Francisco Fraguas, escapó a voluntad y selló otro triunfo sólido, siempre con Hugo Azcurra asumiendo la responsabilidad de la potranca entrenada por Isidoro San Millán. Si aquel primer impacto clásico había generado alguna ilusión a las que la enfrentaron, por haberse impuesto por tres cuartos de cuerpo, lo que vino a continuación, con la extensión del recorrido, fue desmoralizante. Había sido de seis largos la ventaja en el Damiani, donde también terminó tercera Kume (Cima de Triomphe), la tordilla que dio trabajo para ingresar a las gateras y sobre el disco repitió esta vez la posición poniendo el pescuezo delante de Girl on Fire (Cityscape), otra vez clasificada cuarta, como en un dèja vú.
Pereyra, que llegó a la silla de Agua Máxima cuando Francisco Gonçalves se accidentó y por eso la montó en las dos últimas presentaciones, no tardó en ubicar a su conducida tras los pasos de Mery Laurent. Le respetó la punta un tramo, apenas. Ya en los 1000 se puso a su lado y por momentos le sacó una pequeña ventaja. La curva la utilizó William para medir hasta dónde era capaz de resistir la potranca que corría junto a los palos, algo que cuando afrontó el derecho enseguida supo que no era demasiado.
Detrás fue una carrera aparte, con la tordilla empujando desde el fondo, pese a las energías que malgastó en los preparativos, y Vupt (Global Hunter) perdiendo terreno desde la mitad del desarrollo, luego de intentar seguirlas de cerca. Eso le costó el viaje hasta el último puesto.
Para Agua Máxima, el cuarto capítulo de su campaña, que tiene además dos retiros, fue un simple entrenamiento. En plena evolución, parece acostumbrada a no tener rivales cerca. Y con esa sensación de invulnerabilidad, el planteo en la intimidad será si mantenerse en el camino hacia la Polla local o dar el gran salto y enfocar hacia Palermo, donde el 26 de este mes está programado el Gran Premio Estrellas Juvenile Fillies (G1-1600m), compromiso al que accedería con uno de los mayores puntajes.
La generación más joven que compite en las pistas argentinas tiene una figura descollante entre las potrancas en La Plata. Se trata de Agua Máxima (Interdetto), que convierte las carreras en entrenamientos y apila conquistas como si fuera de una raza superior a las de sus rivales, que van mutando pero no logran mojarle la oreja. Este martes, en el Clásico Andrés S. Torres (G3-1400m), le tiró siete cuerpos a Mery Laurent (Angiolo) y, además de anotarse su tercer éxito jerárquico seguido, obtuvo una recompensa adicional de 45.000 pesos por estar anotada en la serie Rocha de Plata.
Tras obtener el Amílcar Mercader (L-1000m) y el Fortunato Damiani (G3-1300m), con dos meses de diferencia, Agua Máxima extendió su serie en la nueva instancia del proceso selectivo platense ganando como se lo propuso su jinete, William Pereyra, que cumplió los 27 años. Esa diferencia con su escolta la hizo en los últimos 300 metros, cuando la única oposición que tenía entre sus seis rivales ya daba señales de no tener la misma consistencia que para ir adelante en el comienzo. Detrás, ninguna tenía furia como para atacar y comprometerlas.
La defensora del stud La Frontera, criada por su todavía propietario Francisco Fraguas, escapó a voluntad y selló otro triunfo sólido, siempre con Hugo Azcurra asumiendo la responsabilidad de la potranca entrenada por Isidoro San Millán. Si aquel primer impacto clásico había generado alguna ilusión a las que la enfrentaron, por haberse impuesto por tres cuartos de cuerpo, lo que vino a continuación, con la extensión del recorrido, fue desmoralizante. Había sido de seis largos la ventaja en el Damiani, donde también terminó tercera Kume (Cima de Triomphe), la tordilla que dio trabajo para ingresar a las gateras y sobre el disco repitió esta vez la posición poniendo el pescuezo delante de Girl on Fire (Cityscape), otra vez clasificada cuarta, como en un dèja vú.
Pereyra, que llegó a la silla de Agua Máxima cuando Francisco Gonçalves se accidentó y por eso la montó en las dos últimas presentaciones, no tardó en ubicar a su conducida tras los pasos de Mery Laurent. Le respetó la punta un tramo, apenas. Ya en los 1000 se puso a su lado y por momentos le sacó una pequeña ventaja. La curva la utilizó William para medir hasta dónde era capaz de resistir la potranca que corría junto a los palos, algo que cuando afrontó el derecho enseguida supo que no era demasiado.
Detrás fue una carrera aparte, con la tordilla empujando desde el fondo, pese a las energías que malgastó en los preparativos, y Vupt (Global Hunter) perdiendo terreno desde la mitad del desarrollo, luego de intentar seguirlas de cerca. Eso le costó el viaje hasta el último puesto.
Para Agua Máxima, el cuarto capítulo de su campaña, que tiene además dos retiros, fue un simple entrenamiento. En plena evolución, parece acostumbrada a no tener rivales cerca. Y con esa sensación de invulnerabilidad, el planteo en la intimidad será si mantenerse en el camino hacia la Polla local o dar el gran salto y enfocar hacia Palermo, donde el 26 de este mes está programado el Gran Premio Estrellas Juvenile Fillies (G1-1600m), compromiso al que accedería con uno de los mayores puntajes.
Tras obtener el Amílcar Mercader (L-1000m) y el Fortunato Damiani (G3-1300m), con dos meses de diferencia, Agua Máxima extendió su serie en la nueva instancia del proceso selectivo platense ganando como se lo propuso su jinete, William Pereyra, que cumplió los 27 años. Esa diferencia con su escolta la hizo en los últimos 300 metros, cuando la única oposición que tenía entre sus seis rivales ya daba señales de no tener la misma consistencia que para ir adelante en el comienzo. Detrás, ninguna tenía furia como para atacar y comprometerlas.
La defensora del stud La Frontera, criada por su todavía propietario Francisco Fraguas, escapó a voluntad y selló otro triunfo sólido, siempre con Hugo Azcurra asumiendo la responsabilidad de la potranca entrenada por Isidoro San Millán. Si aquel primer impacto clásico había generado alguna ilusión a las que la enfrentaron, por haberse impuesto por tres cuartos de cuerpo, lo que vino a continuación, con la extensión del recorrido, fue desmoralizante. Había sido de seis largos la ventaja en el Damiani, donde también terminó tercera Kume (Cima de Triomphe), la tordilla que dio trabajo para ingresar a las gateras y sobre el disco repitió esta vez la posición poniendo el pescuezo delante de Girl on Fire (Cityscape), otra vez clasificada cuarta, como en un dèja vú.
Pereyra, que llegó a la silla de Agua Máxima cuando Francisco Gonçalves se accidentó y por eso la montó en las dos últimas presentaciones, no tardó en ubicar a su conducida tras los pasos de Mery Laurent. Le respetó la punta un tramo, apenas. Ya en los 1000 se puso a su lado y por momentos le sacó una pequeña ventaja. La curva la utilizó William para medir hasta dónde era capaz de resistir la potranca que corría junto a los palos, algo que cuando afrontó el derecho enseguida supo que no era demasiado.
Detrás fue una carrera aparte, con la tordilla empujando desde el fondo, pese a las energías que malgastó en los preparativos, y Vupt (Global Hunter) perdiendo terreno desde la mitad del desarrollo, luego de intentar seguirlas de cerca. Eso le costó el viaje hasta el último puesto.
Para Agua Máxima, el cuarto capítulo de su campaña, que tiene además dos retiros, fue un simple entrenamiento. En plena evolución, parece acostumbrada a no tener rivales cerca. Y con esa sensación de invulnerabilidad, el planteo en la intimidad será si mantenerse en el camino hacia la Polla local o dar el gran salto y enfocar hacia Palermo, donde el 26 de este mes está programado el Gran Premio Estrellas Juvenile Fillies (G1-1600m), compromiso al que accedería con uno de los mayores puntajes.
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