CHE CAPANGA hizo un trámite en su regreso
En un trámite. En eso transformó Che Capanga (Manipulator) su regreso a la competencia en el Clásico Carlos Gardel (L), prueba central de Palermo en el comienzo de semana. El representante del stud Chemecó, de Río Cuarto, no competía desde su victoria más trascendente, aquella que consiguió en el Gran Premio Estrellas Mile (G1) el sábado 26 de junio.
Como si el tiempo no hubiese pasado, el pupilo del "team" Pellegatta volvió a la acción luciendo los mismos atributos que lo llevaron a consagrarse en el cotejo de la milla de la FEAR. Y el hecho de que en esta ocasión el compromiso fue sobre 200 metros más de recorrido que en aquella victoria, no afectó en lo absoluto al millero.
Con un puntero "rabioso" como One Samurai (First Samurai) no resultaba aconsejable salir a buscarlo e involucrarse en una pelea infructuosa con el reservado de Firmamento. Por ese motivo, William Pereyra sujetó al gran favorito de la prueba y lo dejó segundo, dejando que fuera el vanguardista el que hiciera el esfuerzo adelante.
Con un lote más accesible que el que había conformado en sus anteriores compromisos en los cuales asumió el rol de "peacemaker" se aguardaba que One Samurai tuviera más resistencia. Sin embargo, lo cierto es que el puntero "tiró la toalla" a poco de ingresar a la recta y a partir de ahí comenzó a retroceder.
Casi obligado por las circunstancias, Che Capanga asumió el liderazgo temprano, por los 400, y con Pereyra muy atento a lo que sucedía detrás del criado por Patricio Losinno, se encomendó al disco, el que alcanzó con tres cuerpos de ventaja sobre Solo Candombe (Winning Prize), rival que intentó achicar la diferencia con el gran favorito pero no lo logró. El que también quiso abreviar terreno en ese último tramo de la carrera fue Master Johnny (Mastercraftsman), pero sólo le alcanzó para completar el podio a un cuerpo y medio del escolta. El tiempo empleado por el marcador fue de 1m48s2/100.
"Lo corrimos en 1800 metros porque esperamos una carrera en la milla y no hubo. Pero Roberto (Pellegatta) lo estiró 200 metros y el caballo llegó sin problemas. Me dijo antes de la carrera que andaba muy bien, tanto que podía correrle al diablo si quisiera. Y no se equivocó. Es más, hasta dejó la impresión de que unos metros más no le vendrían mal. Pero por el momento el objetivo sigue siendo el Gran Premio Palermo, el 13 de noviembre", explicó Patricio Losinno, criador y propietario de Che Capanga y titular de los colores verde, oro y blanco. Va por otro Grupo 1.
Cumplió con el trámite de volver a competir Che Capanga y lo hizo en forma victoriosa y en un lote en el que no tuvo que prodigarse al máximo para salir airoso. Ya tendrá tiempo para apretar los dientes cuando salga a defender, seguramente ante adversarios mucho más exigentes, el título de mejor millero que se ganó merecidamente hace cuatro meses. Esta vez y como se dice del cantante, ya leyenda, con el que Palermo homenajea cada temporada con un cotejo jerárquico con su nombre, Che Capanga demostró "que cada día corre mejor".
En un trámite. En eso transformó Che Capanga (Manipulator) su regreso a la competencia en el Clásico Carlos Gardel (L), prueba central de Palermo en el comienzo de semana. El representante del stud Chemecó, de Río Cuarto, no competía desde su victoria más trascendente, aquella que consiguió en el Gran Premio Estrellas Mile (G1) el sábado 26 de junio.
Como si el tiempo no hubiese pasado, el pupilo del "team" Pellegatta volvió a la acción luciendo los mismos atributos que lo llevaron a consagrarse en el cotejo de la milla de la FEAR. Y el hecho de que en esta ocasión el compromiso fue sobre 200 metros más de recorrido que en aquella victoria, no afectó en lo absoluto al millero.
Con un puntero "rabioso" como One Samurai (First Samurai) no resultaba aconsejable salir a buscarlo e involucrarse en una pelea infructuosa con el reservado de Firmamento. Por ese motivo, William Pereyra sujetó al gran favorito de la prueba y lo dejó segundo, dejando que fuera el vanguardista el que hiciera el esfuerzo adelante.
Con un lote más accesible que el que había conformado en sus anteriores compromisos en los cuales asumió el rol de "peacemaker" se aguardaba que One Samurai tuviera más resistencia. Sin embargo, lo cierto es que el puntero "tiró la toalla" a poco de ingresar a la recta y a partir de ahí comenzó a retroceder.
Casi obligado por las circunstancias, Che Capanga asumió el liderazgo temprano, por los 400, y con Pereyra muy atento a lo que sucedía detrás del criado por Patricio Losinno, se encomendó al disco, el que alcanzó con tres cuerpos de ventaja sobre Solo Candombe (Winning Prize), rival que intentó achicar la diferencia con el gran favorito pero no lo logró. El que también quiso abreviar terreno en ese último tramo de la carrera fue Master Johnny (Mastercraftsman), pero sólo le alcanzó para completar el podio a un cuerpo y medio del escolta. El tiempo empleado por el marcador fue de 1m48s2/100.
"Lo corrimos en 1800 metros porque esperamos una carrera en la milla y no hubo. Pero Roberto (Pellegatta) lo estiró 200 metros y el caballo llegó sin problemas. Me dijo antes de la carrera que andaba muy bien, tanto que podía correrle al diablo si quisiera. Y no se equivocó. Es más, hasta dejó la impresión de que unos metros más no le vendrían mal. Pero por el momento el objetivo sigue siendo el Gran Premio Palermo, el 13 de noviembre", explicó Patricio Losinno, criador y propietario de Che Capanga y titular de los colores verde, oro y blanco. Va por otro Grupo 1.
Cumplió con el trámite de volver a competir Che Capanga y lo hizo en forma victoriosa y en un lote en el que no tuvo que prodigarse al máximo para salir airoso. Ya tendrá tiempo para apretar los dientes cuando salga a defender, seguramente ante adversarios mucho más exigentes, el título de mejor millero que se ganó merecidamente hace cuatro meses. Esta vez y como se dice del cantante, ya leyenda, con el que Palermo homenajea cada temporada con un cotejo jerárquico con su nombre, Che Capanga demostró "que cada día corre mejor".
Como si el tiempo no hubiese pasado, el pupilo del "team" Pellegatta volvió a la acción luciendo los mismos atributos que lo llevaron a consagrarse en el cotejo de la milla de la FEAR. Y el hecho de que en esta ocasión el compromiso fue sobre 200 metros más de recorrido que en aquella victoria, no afectó en lo absoluto al millero.
Con un puntero "rabioso" como One Samurai (First Samurai) no resultaba aconsejable salir a buscarlo e involucrarse en una pelea infructuosa con el reservado de Firmamento. Por ese motivo, William Pereyra sujetó al gran favorito de la prueba y lo dejó segundo, dejando que fuera el vanguardista el que hiciera el esfuerzo adelante.
Con un lote más accesible que el que había conformado en sus anteriores compromisos en los cuales asumió el rol de "peacemaker" se aguardaba que One Samurai tuviera más resistencia. Sin embargo, lo cierto es que el puntero "tiró la toalla" a poco de ingresar a la recta y a partir de ahí comenzó a retroceder.
Casi obligado por las circunstancias, Che Capanga asumió el liderazgo temprano, por los 400, y con Pereyra muy atento a lo que sucedía detrás del criado por Patricio Losinno, se encomendó al disco, el que alcanzó con tres cuerpos de ventaja sobre Solo Candombe (Winning Prize), rival que intentó achicar la diferencia con el gran favorito pero no lo logró. El que también quiso abreviar terreno en ese último tramo de la carrera fue Master Johnny (Mastercraftsman), pero sólo le alcanzó para completar el podio a un cuerpo y medio del escolta. El tiempo empleado por el marcador fue de 1m48s2/100.
"Lo corrimos en 1800 metros porque esperamos una carrera en la milla y no hubo. Pero Roberto (Pellegatta) lo estiró 200 metros y el caballo llegó sin problemas. Me dijo antes de la carrera que andaba muy bien, tanto que podía correrle al diablo si quisiera. Y no se equivocó. Es más, hasta dejó la impresión de que unos metros más no le vendrían mal. Pero por el momento el objetivo sigue siendo el Gran Premio Palermo, el 13 de noviembre", explicó Patricio Losinno, criador y propietario de Che Capanga y titular de los colores verde, oro y blanco. Va por otro Grupo 1.
Cumplió con el trámite de volver a competir Che Capanga y lo hizo en forma victoriosa y en un lote en el que no tuvo que prodigarse al máximo para salir airoso. Ya tendrá tiempo para apretar los dientes cuando salga a defender, seguramente ante adversarios mucho más exigentes, el título de mejor millero que se ganó merecidamente hace cuatro meses. Esta vez y como se dice del cantante, ya leyenda, con el que Palermo homenajea cada temporada con un cotejo jerárquico con su nombre, Che Capanga demostró "que cada día corre mejor".
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