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lunes, 3 de mayo de 2021

HIPODROMO ARGENTINO DE PALERMO

Con NICE DUBAI, Juan Noriega se adueñó de su propio homenaje
Fue todo sonrisas, casi un cuento de hadas que siguió el libreto imaginado. Cuando en la carta de anotaciones se conoció que este lunes se correría el Handicap Juan Carlos Noriega, el entrenador Sergio Carezzana y los dueños de Nice Dubai (E Dubai) se plantearon la posibilidad de correr a la yegua con la monta del propio jinete cordobés para participar de un hecho peculiar. No quedó sólo en la participación, porque la atropellada de la zaina en el césped pesado de Palermo tuvo un final exitoso y cerró el círculo para la foto de Chupino junto con su esposa, Paola, y su hijo mayor, Guido.
"La yegua es de los hermanos Aldo y Eduardo Frontino, titulares del stud Buqui Chala, que son muy amigos míos y con quienes yo andaba para todos lados cuando vine desde Córdoba a Buenos Aires. Corre con los colores de Chazón de Oro, que son de otro amigo", había explicado a estas páginas Noriega antes de la carrera, cuando la posibilidad de vencer en un cotejo con su nombre era un juego. Más allá de ser un Handicap y siquiera tratarse de la cita de mayor jerarquía del programa, resultó la prueba que generó un festejo fuera de lo común.
La mano derecha meneando como cuando el jockey celebra en los grandes triunfos, la sonrisa debajo del barbijo blanco y las felicitaciones de compañeros, familiares, amigos y el equipo de trabajo de la caballeriza le dio un tono atípico a la tarde lluviosa. Nice Dubai le tiró tres cuerpos a Global Bonita (Global Hunter) pasando de largo a 300 metros del disco, luego de que Pleasant Prize (Pure Prize) fuera la puntera que marcó el rumbo a gusto y se quitara de encima a Legiona Cane (Hurricane Cat) al pisar la recta, pero no logró sostenerse ante los avances de la vencedora y su escolta. Quedó tercera, a cuatro largos del placé y dos por delante de la tordilla.
Tras dejarla entre las últimas, por los palos, Noriega aproximó a su conducida al final del codo y en el derecho esperó el momento en el que el racimo de rivales dejó al descubierto huecos por donde avanzar. Y allí, el cordobés se relamió. Empujó sin demasiadas exigencias para liquidar la carrera cuando se lo propuso.
Fue el tercer impacto de la yegua criada en el haras La Esperanza, conseguido en su primer intento sobre grama y en su debut fuera de las condicionales. Antes había sellado sus dos primeras victorias en los 1400 metros de arena de ese mismo escenario porteño. Claro que por entonces no había después de las fotos tradicionales unos vinos con el nombre del jinete vencedor como premio para los ganadores, entre los que justamente estuvo el homenajeado.

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