JOY NEVERLAND, un triunfo de guapeza y gran atropellada
Tras un par de días en Monte Caseros, ciudad correntina de la que es oriundo y a donde viajó con el trofeo que ganó con Village King (Campanologist) en el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1) para festejar ese triunfo y la Navidad junto a su familia, Martín Valle volvió a San Isidro para seguir dando cuenta de su notable momento profesional. Lo hizo al guiar al disco a Joy Neverland (Fortify) en el Clásico Blue Prize, segunda prueba de importancia en la reunión dominical del escenario norteño.
Porque Valle demostró a lo largo de la temporada su talento, y lo ratificó justamente al ganar la carrera más importante del turf argentino, respondiendo así a la opinión de muchos que aseguran que el jinete dejó de ser la gran promesa para transformarse en una realidad. Y entre esas opiniones figura nada menos que la de Pablo Falero, eximio ex jockey y ahora entrenador quien ve en Valle a su sucesor.
Al parecer al joven jinete no sólo que no le pesan la comparación ni los halagos que hace la gente del ambiente, y en cada faena demuestra que tiene los pies bien sobre la tierra y el aplomo suficiente para ganar carreras como la que ganó esta vez con Joy Neverland, que coincidió con el estreno jerárquico de la representante del stud La Raya.
Porque la pupila de Carlos Daniel Etchechoury, por su condición de ganadora de una, salió con sólo 51,5 kilos a la cancha, un gravamen por cierto favorable. Pero si logró vencer a yeguas con más victorias a cuestas y a otras con fogueo clásico sobre el lomo fue además porque contó con un piloto que está "on fire" como Valle, quien volvió a realizar otra faena para el aplauso.
Evidentemente, Martín se propuso cuidar los palos como su bien más preciado, y por eso trajo a Joy Neverland pegada a los plásticos mientras que Che Silvina (Greenspring) corría adelante perseguida por Forty Cinque (Ecólogo). En la recta, y mientras que la de Don Valentino seguía escarbando al frente, Valle no se inmutó, siguió junto a la empalizada con Joy Neverland y aguardó todo lo necesario para llamarla a la realidad. En un tramo de esa parte del recorrido pareció que la puntera no le cedería el lugar a la yegua criada por La Biznaga y ahí fue el momento en que la decisión de su jockey fue clave.
Porque la mandó de prepo a Joy Neverland entre la vanguardista y la empalizada falsa, la zaina guapeó, se filtró por allí en los 250 finales y a partir de ahí encontró la libertad necesaria para atropellar. Y cuando lo hizo se acabó la carrera.
Estiró ventajas Joy Neverland y alcanzó su primera meta clásica con cuatro cuerpos sobre Che Silvina que, en gran gestión, conservó el puesto de escolta por dos cuerpos y medio sobre Foolin (Suggestive Boy) que, de atropellada, ocupó el tercer escalón del podio.
De esta forma, con un gravamen ventajoso y un jockey que atraviesa un gran momento profesional, Joy Neverland se convirtió en ganadora de jerarquía. De paso, se cobró revancha de Juaza Coraje (Cosmic Trigger), rival que venía de vencerla en el terreno condicional, esta vez corrió muy por debajo de su nivel y finalizó sexta.
Tras un par de días en Monte Caseros, ciudad correntina de la que es oriundo y a donde viajó con el trofeo que ganó con Village King (Campanologist) en el Gran Premio Carlos Pellegrini (G1) para festejar ese triunfo y la Navidad junto a su familia, Martín Valle volvió a San Isidro para seguir dando cuenta de su notable momento profesional. Lo hizo al guiar al disco a Joy Neverland (Fortify) en el Clásico Blue Prize, segunda prueba de importancia en la reunión dominical del escenario norteño.
Porque Valle demostró a lo largo de la temporada su talento, y lo ratificó justamente al ganar la carrera más importante del turf argentino, respondiendo así a la opinión de muchos que aseguran que el jinete dejó de ser la gran promesa para transformarse en una realidad. Y entre esas opiniones figura nada menos que la de Pablo Falero, eximio ex jockey y ahora entrenador quien ve en Valle a su sucesor.
Al parecer al joven jinete no sólo que no le pesan la comparación ni los halagos que hace la gente del ambiente, y en cada faena demuestra que tiene los pies bien sobre la tierra y el aplomo suficiente para ganar carreras como la que ganó esta vez con Joy Neverland, que coincidió con el estreno jerárquico de la representante del stud La Raya.
Porque la pupila de Carlos Daniel Etchechoury, por su condición de ganadora de una, salió con sólo 51,5 kilos a la cancha, un gravamen por cierto favorable. Pero si logró vencer a yeguas con más victorias a cuestas y a otras con fogueo clásico sobre el lomo fue además porque contó con un piloto que está "on fire" como Valle, quien volvió a realizar otra faena para el aplauso.
Evidentemente, Martín se propuso cuidar los palos como su bien más preciado, y por eso trajo a Joy Neverland pegada a los plásticos mientras que Che Silvina (Greenspring) corría adelante perseguida por Forty Cinque (Ecólogo). En la recta, y mientras que la de Don Valentino seguía escarbando al frente, Valle no se inmutó, siguió junto a la empalizada con Joy Neverland y aguardó todo lo necesario para llamarla a la realidad. En un tramo de esa parte del recorrido pareció que la puntera no le cedería el lugar a la yegua criada por La Biznaga y ahí fue el momento en que la decisión de su jockey fue clave.
Porque la mandó de prepo a Joy Neverland entre la vanguardista y la empalizada falsa, la zaina guapeó, se filtró por allí en los 250 finales y a partir de ahí encontró la libertad necesaria para atropellar. Y cuando lo hizo se acabó la carrera.
Estiró ventajas Joy Neverland y alcanzó su primera meta clásica con cuatro cuerpos sobre Che Silvina que, en gran gestión, conservó el puesto de escolta por dos cuerpos y medio sobre Foolin (Suggestive Boy) que, de atropellada, ocupó el tercer escalón del podio.
De esta forma, con un gravamen ventajoso y un jockey que atraviesa un gran momento profesional, Joy Neverland se convirtió en ganadora de jerarquía. De paso, se cobró revancha de Juaza Coraje (Cosmic Trigger), rival que venía de vencerla en el terreno condicional, esta vez corrió muy por debajo de su nivel y finalizó sexta.
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